Hay regaderas mágicas, en serio. Nos invitan a nosotros mismos a reflexiones que pueden hacernos gritar EUREKA a la solución de problemas personales, pequeños, grandes o simplemente a entender el mundo según nosotros. Claro, la ilusión de este proceso no siempre tiene que ser coherente o cierto... pero es sabroso hacerlo mientras te bañas.
En esta ocasión les traigo a la venta... el por qué, técnicamente la iglesia contribuye a la destrucción de Dios si es que Éste fuera algo más tangible de lo que se cree. Es un supuesto que va más allá de la canción de Alanis Morrisette "What if God was One Of Us?" Hablo de la naturaleza como la conocemos.
Manténganse conmigo, un momento. A lo mejor lo que les voy a comentar les entretenga un poquito y les esboce una sonrisa, los haga encabronar al punto de mentarme la madre en este espacio o simplemente logren tacharme como el idiota que siempre he sido y nunca he negado ser.
Oh, la humanidad (tono clásico de grito desesperado mientras se cae el Zeppelin) y su relación con la naturaleza. Simplemente, con los años, hemos tenido que aprender a punta de madrazos a respetarla y aún así nos falta camino, chavos. Nos devoramos los recursos naturales, contaminamos, nos expandemos como cual vil plaga y no nos detenemos a cuidarla. Sin embargo, ya hay un rollo verde que quizás nos vaya a salvar en algún momento de nuestro propio apocalípsis.
¿Qué demonios tiene que ver la iglesia en todo este rollo?
¿Han escuchado la frase "los hijos que Dios me mande"? Pos eso mismo. O sea, en tiempos actuales hay un dilema existencial y moral que se reduce en el aborto. ¿Favor o en contra? ¿Es vida? ¿Es un feto? ¿Es Michael Jackson de negro a blanco? El aborto es un tema muy delicado que en tiempos pragmáticos se ha vuelto una opción (no sé si necesaria o no) y tema el cual, las organizaciones eclesiásticas niegan por completo y me parece una postura muy respetable... salvo cuando también están en contra de los métodos anticonceptivos.
Señores, ¡estamos sobre poblados! Es difícil traer vida sin pensar que los recursos naturales se pueden acabar y que no les estamos dejando un mejor mundo a los chiquitines. La calentura es responsabilidad del ser humano, pero también educar a la misma humanidad de medios para no procrearse sin ton ni son. Si la abstinencia no pifa porque de plano somos demasiado sexys, se necesita educar para evitar la penosa necesidad de abortar y las autoridades eclesiásticas no han hecho una buena labor en ello.
También, para combatir la procreación no planeada y liberar la calentura está la homosexualidad. No importa cuánto se intente, estará cabrón que salga un bebé entre dos personas del mismo sexo (a menos que se adopte, pero es tema aparte). Sin embargo, hay quién dice que esto no es natural y que mejor no... claro, no es como si uno decidiera ser o no ser homosexual de la noche a la mañana, pero no prohibirlo o verlo mal ahorrarían al mundo el nacimiento de muchos infantes consumidores de recursos naturales.
(Hay que recordar que los padres heterosexuales son los que procrean hijos homosexuales... caería bien aceptar algo que NUNCA ha estado mal para empezar).
Podríamos iniciar una legión de chaqueteros con el fin último de... masturbarse. Masturbándose todo el mundo feliz y contento y sin niños. De ahí podemos pasar a la legión del sexo oral y de ahí al uso debido del condón; un programa paso a paso en el que disfrutas sin tener escuincles.
El mundo se ha vuelto pragmático. Es necesario ser práctico para mantener estable a la humanidad y la educación y la apertura de ideas para mantener este planeta también es responsabilidad de las organizaciones eclesiásticas.
Y también, la bola de calientes que no conoce el uso del condón y se lo pone en la cabeza para verse bien vergas, ya estuvo suave. A coger rico y sabroso, pero protéjanse, mis estimados... luego no quieren dar en adopción a sus hijos no planeados a posibles parejas gay. (Eso quizás sea para otra entrada)
El autor de este blog lamenta la falta de coherencia de este escrito, pero era necesario vomitar las palabras que rondaban en la cabeza de éste desde que se bañó. (Y debo hacerle honor al nombre de este blog)