miércoles, 29 de diciembre de 2010

¡SHAZAM! Y el año se fue...

"I'm reaching out to find a solution,
To find an answer and relief.
I see a world so strange and cold,
I see a world of rules and thieves..."
World of Fantasy de Helloween

Y que se acaba otro año... y como todos los años llegan terroríficos pensamientos a mi cabeza acerca de cómo va a estar lo que sigue, lo que vendrá y lo que depara el siguiente ciclo. Quizás es miedo de que se acercan mis 25 y un sentimiento de no haber hecho gran cosa a lo largo de mi vida me acecha como si fuera obligatorio haber cambiado el mundo en lo que llevo de vida. Lo que sea que haya pasado, personal, global, social, religioso, satánico o si las pizzerolas regresaron a su forma original es irrelevante para todo esto. La vida sigue su curso y sólo el tiempo será juez de lo que pasará después con la calidad de los actos a cometer un 2011 que a los ojos de un pseudo adulto con mentalidad de niño, parece aterrador. Incluso cuando la transición es indolora y podría ser más amena con un calendario de las azafatas de Mexicana (o de donde sea) para no sufrirle tanto a esos segundos donde uno grita "¡Feliz año nuevo!" con entusiasmo y devoción a que podrán cambiar algo que no les gusta.

¿Por qué no? ¿Acaso no todo inicia con el deseo? Ya lo demás corre por cuenta de la voluntad, pero de mientras el querer ser algo e intentarlo vale la pena... aunque no porque espero que la destrucción de la Maistra Esther Gordillo con cada uva que consuma, significa que me volveré en un asesino a sueldo, ¿cierto? Aunque podría empezar como León (The Professional) y comenzar por hacer mis 10,000 abdominales diarias, conseguirme una planta de nuevo mejor amigo, y comerme mis Zucaritas con pura leche... aunque eso implique dejar la chela a un lado (ya comenzamos con los horrores del 2011... ¡CHELAAAAAAAAAAAAAAAA!).

Pero en fin... este ha sido un año lleno de cambios... que no se detienen ni por Navidad ni por la liberación del Jefe Diego. El recuento de daños no es malo... acabé bien la carrera y ando trabajando en una tesis que parece prometer ya que cuando comento mi tema la gente parece interesarse... así que de pérdis ya me gané un par de lectores... vamos en buen camino.

Sin embargo, como todo cierre de ciclo, esto conlleva cambios... esos con los que uno de repente alucina, ve lejanos y que llegan como un golpe anunciado desde hace rato. "Te voy a ver a la salida a partirte tu madre." Me dijo mi futuro, y yo incrédulo que todo acababa de empezar, eran las 7 de la mañana y aún faltaba para cruzar el umbral de la escuela... ahora estoy en un round y no parece que vaya a ganar... aún.

Así que mientras me tiro un quién vive con mi futuro, terminé mi servicio social conociendo gente muy agradable y dispuesta a cambiar algo en el mundo. Por alentador que parezca, a veces la realidad no avisa y golpea más fuerte, sin embargo, me encanta la noble causa del fomento a la lectura, sobretodo en un país que es difícil que abra un panfleto (políticos incluidos). Fue una linda experiencia, sin duda y agradezco mucho al grupo con el que trabajé.

Y después siguió lo inevitable: La ninineidad que famosa se hizo por el tartamudo que decidió que Nini sería un excelente termino pa los jóvenes que ni estudiamos ni chambeamos... ¡Hurra por los términos acuñados! Y aunque me pasé un rato sin aparente actividad, terminé abriendo este blog y retomando un extraño hábito de escritura para no "oxidarme" aunque ni muy bueno sea en este arte de plasmar sentimientos coherentes sin caer en... ¡ARDILLA!

Por fortuna, después de acabar la carrera, cuando todo parecía ir bien con el proyecto de 'Sector DF' donde escribí un rato antes de salir y se truncó por unos meses... pero retomando en noviembre con un ritmo de trabajo en verdad agotador y por momentos frustrante al darme cuenta de lo difícil que me era escribir algunos textos de manera lúdica y que quedaran bien... me preocupé tanto por mantener un estilo que las cosas no fluían y eso causó estrés en mi ser y una vez más, incertidumbre si esto es para lo que en verdad soy bueno.

Escritor... en verdad no me veo como tal. Lo he hecho ya por casi 7 años o más y aún no me siento como uno, a pesar de varios artículos impresos y que ahorita escribo... ¿no debería serlo? Pero aún no siento que soy bueno... y eso puede ser positivo, mucho campo por mejorar... pero a la vez desmoralizante al intentar alcanzar un estándar que no logro sentir cerca en lo más mínimo. Supongo esa parte se la dejo al lector.

De todos modos... tengo que escribir un reportaje para la primer semana de enero, así que... al menos aún tengo chamba de escritor en lo que consigo una chamba fija y mantengo mis proyectos freelance... ¡al menos no me faltará trabajo! A ver qué pasa.

Así que... un año con algo de incertidumbre para mí. Mundo laboral, problemas existenciales como 'me la corto o no me la corto... esa es la cuestión.' Y para los que pensaron en la jarocha y no mi greña... pues qué les digo... ser un transexual seguramente dificultará más mi inclusión al mundo laboral que una greña rizada y larga.

Pero bueno, mis estimados que están leyendo esto por ocio, curiosidad o morbo. El éxito de una cantina no depende de la calidad de la copa, sino de su ambiente, así que gracias a todos por hacer de este mundo un lugar que valga la pena a mi existir, pues sin todos los amigos que me he topado en estos casi 25 años de vida, mi mundo no sería el mismo.

Así que en la buenas y en las malas, en los holocaustos zombies y profecías mayas, les deseo uno de los mejores años de su existencia, para éxitos y pocos fracasos (esforzarse por fracasar y conseguirlo también es sinónimo de éxito), amistades largas y duraderas, así en relaciones como que duren en el sexo. Por un mundo mejor, por un México con un mejor ambiente... les mando un abrazo.

Lamento haber hecho esto una tediosa lectura, pero es la última... ¡denme chance!


domingo, 26 de diciembre de 2010

Subió la tortilla... también la cerveza

Y ya estamos en la recta final del año, de una década donde se ha predicho varios finales del mundo y que aún no hemos visto algún meteorito avecinándose a gran velocidad a la órbita terrestre cargado de arsenal nuclear y manejado por el mismísimo Superman. Seamos sinceros, es menos chamba exterminar a quienes se la vive salvando, que estarlos rescatando de todo (además, rescatar a un gatito de un árbol lo puso de malas). Pero bueno, el chiste es que si están leyendo esto, es que la civilización se mantiene semi-intacta, el mundo gira y seguimos vivos y coleando (y yo con manos para escribir esto).

Quizás bajo la melancolía de otro final de ciclo para muchos, aunque pasar de año es como pasar de cualquier día, trae aquellos propósitos y sueños que nos gustaría cumplir en el transcurso de 365 días y que quizás se queden en eso; un propósito ahogado por una uva. De mientras el frenesí por comprar cigarros antes del doloroso aumento de 8 varitos al vicio de muchos, también se avecina un aumento en la tortilla, y con ello, en los tacos de cualquier tipo... chan chan chaaaaaaaaaaaan.

Pero no es algo que no se viva antes, siempre parece ser lo mismo. Algo, quién sabe qué, a partir de una extraña especie de catafixia mal jugada a nivel financiero y económico afectan los precios de nuestro país y con ello, un espantoso y atemorizante aumento en impuestos, o si no es eso, la leche, la gasolina, el corte de cabello, y por supuesto, el festejo de poder crecer el salario mínimo en 50 centavos (¿cuántos salarios mínimos se necesitaron para el rescate del Jefe Diego? a no, que ellos nunca conocerán tal cifra). En fin... no es nuevo que algo suba y desafíe la ley de la gravedad, pues en México no todo lo que sube tiene que bajar... pero puede seguir subiendo.

Los sindicatos están fregados, corruptos y han perdido razón de ser, la ciudad no pinta para terminar de reconstruirse y evolucionar, además de la constante amenaza de otra línea del Metrobú y un segundo piso que será de cobro... pagado con el dinero de los contribuyentes. Pero eso sí, sabemos que nos andan estafando, nos quejamos y dejamos que lo sigan haciendo... pero eso ya es meterse en otro campo quejumbroso en el que aún no tengo ganarse de adentrarme como Alicia lo hizo en su cuento.

Así que por todo esto y más, festejen este fin de década, de año como puedan... quizás sea más difícil hacerlo conforme rueden los años y a los políticos se les mueran las neuronas.

Yo de mientras, a pesar de no ser una persona mal intencionada, comeré 12 uvas deseando que las 7 vidas de la Maistra Gordillo se acaben pronto y deje de joder el sistema corrupto y a ver qué pasa. Pero es por el bien de todos... espero...

viernes, 24 de diciembre de 2010

De los confines de un Grinch

Diciembre siempre ha sido un mes que se pasa demasiado rápido. No sé qué es lo que pasa que en la recta final del término de otro año, los días pasen con otra velocidad, otros aires, otro ambiente... Pero ya cuando menos lo esperamos, llega Navidad a anunciar el inicio de los últimos 7 días del año y el fin de otro ciclo.

No les puedo decir que me la paso mal... a pesar de no tener una sonrisa en mi rostro todo el tiempo y querer un caramelo colorado todo el día, no puedo decir que odio las festividades neoliberalistas que sólo fomentan el consumo materialista. hasta suena con odio jarocho decirlo, ¿no? Como si lo odiara, pero aquí, la neta del planeta, es eso. O al menos, una de tantas facetas que tiene la Navidad. Aunque la verdad, sería hipócrita decir que no disfruto de la feliz tragadera que se vive o las cosas que uno puede llegar a obtener durante las fechas; ya sean regaladas o compradas, mi colección de discos aumenta lo que no aumentó en todo el año (y hoy compré uno de Morbid Angel, un autoregalo de mí, para mí... ¿ven?).

Entre todos los rostros festivos están aquellos, los denominados "Grinch", los que de plano aborrecen todo lo que tenga que ver con ello, una especie de "Scrooge" (Disney, ¡no me demandes!) quienes no entienden cual es la gran emoción de todo, además respaldados por películas que mantienen el Status Quo de que la Navidad es buena y debe vivirse al máximo. Por supuesto, a veces enfocándose en los regalos como otra faceta además de la convivencia familiar. Legitimizan una manera de festejar estos momentos, aunque no siempre debe ser así. Lo curioso también radica en todos aquellos que igual no somos tan entusiastas y al no caer en este espíritu, terminamos como 'Grinch' o lo que sea... digo, me da igual, pero es curioso.

Por el otro lado, más allá del odio a los caramelos bicolor y los árboles de Navidad que ya no darán oxígeno pasado el día de Reyes, están todos aquellos entusiastas que aman decorar la casa, ponen luces que podrían provocar ataques epilépticos a los peatones y adoran el ambiente que se gesta en las fechas. Quizás para los Grinch son ellos una plaga que debe ser exterminada, o al menos, bañada en agua y vinagre para quitarles lo empalagoso.

Lo que es cierto, es que no importa donde uno se situé en esta confrontación; la Navidad tiene caras sociales, consumistas, materialistas, religiosas, familiares, de unión, caritativas, ecológicas (ya dejen de talar tanto %&$#% pino) y las que les venga en gana. Quizás hasta pornográficas y eróticas con la esperanza de tener a una "señora clos (soy mexicano, lo digo y lo escribo como quiero)" en la cama en la noche, o a lo mejor el Jefe Diego suplantará el mito gringo y Coca Coleño de la imagen de Santa con su nueva barba marxista... qué sé yo.

No podemos tapar con un dedo el sol y las cosas como son: la Navidad es un fenómeno consumista donde los comerciantes pueden sacar su aguinaldo y la gente goza o intenta lograr alcanzar el status quo que tanto se vende en mil y un anuncios. A pesar de su naturaleza enfocada a lo material, está el otro lado de la moneda; poder tener un pretexto para mandar un abrazo, comer en familia, visitarse, limar asperezas e intentar ser una buena persona al menos una vez al año. Que seamos sinceros, una parte de mí aborrece que sólo se hagan buenas cosas una vez al año, cuando debería ser todo el tiempo... pero más vale una que ninguna, ¿no?

Y nada de que es por el nacimiento del niño Dios y la manga del muerto. Ya es bien sabido que nació en otra fecha y que esto es una invención para convertir a aquellos paganos que festejaban otra cosa por estas fechas y no les quedó de otra... pero si gustan creer que nació en la fría mañana del 25 y eso las hace mejores personas, adelante... no les diré que no.

Después de este chorizo de quién sabe cuantas palabras, espacios y letras, sólo me queda desearles una feliz Navidá a todos los que lean esto... ya sean pequeños enanos verdes o empalagosos intentos de Santa Clos (soy mexicano... bla bla bla), disfruten como sólo ustedes saben de este momento. Solos o acompañados, con chela o vino, en casa o fuera... no olviden que más allá de todo el frenesí que se vive este mes, tenemos un pretexto más para reunirnos, convivir y festejar la vida.

Así que de mi parte, no les diré que odien o amen la festividad... sólo que aprovechen para hacer lo que normalmente no hacen y logren ablandar lo que normalmente es duro... la costumbre ya hará que se ablande durante más tiempo.

Un abrazo, de su Grinch no tan favorito,

Jorshua

jueves, 16 de diciembre de 2010

En los confines de la burocracia...

Es curioso donde nos mueve lo que algunos llamarían 'destino.' Quizás sea cierto que muchas de nuestras acciones están conectadas a un propósito que no lograremos comprender en un segundo, sino a lo largo de toda una vida. Pero de todos modos este no va a ser un rollo pseudo filosófico del sentido de la vida, así que no me meteré más en esos terrenos.

La razón por la que empiezo un pequeño y corto debraye acerca del destino es por lo que ha estado ocurriendo hace poquito, es decir, desde el martes pasado. Intentaré hacerles el cuento lo más corto que pueda, pero la neta, la neta, la neta... tómenlo como promesa de un político (incumplida).

Y es que todo comienza una linda mañana de diciembre, donde la pequeña chamba que me refugia en sus laureles me había pedido ir a una secundaria por casa de la fregada (no de la chingada, esa está más lejos) a entrevistar a unos chamacos acerca del siguiente número de la revista. Para esto, trabajo en una revista de la SEP que se la da a los chavos con contenidos educativos y bla, bla, bla. Luego me quejo de ello.

Le preguntamos a nuestra jefaza (básicamente estamos colaborando con la SEP, no trabajamos EN ella) que si no necesitábamos algún permiso o algo así, para poder entrar a la escuela, que de repente se ponen sus moños (y eso es bueno, al menos ningún desconocido entra así por no más) y nos dijo que ya habían hablado y que todo debería correr como carro en pista de hielo. Perfecto, entrar, preguntar y salir.

Pero como ya sabrán, eso no ocurrió. Necesitábamos el oficio que NADIE nos dio y por el cual habíamos preguntado. Entonces es hablar por celular, que si esto, que si no nos dejaron pasar, que si el gato atropellado a media calle seguía vivo, y pues que hablaron y que aún así el oficio era necesario, bla bla bla... y aquí es donde me surge la pregunta: ¡¿Acaso no tienen un pinche FAX?! Ya de perdís un correo electrónico, o algo que supere las barreras tecnológicas de los ochenta, ¿no? Estamos a punto de pasar la primer década del nuevo milenio y aún necesitamos que nos traigan el oficio para poder hacer nuestra chamba... ¡Viva por la tecnología!

Ahora la historia toma un estrepitoso salto en el tiempo que nos lleva de vuelta al año 2009, en el cual, su greñuda servilleta hizo sus prácticas profesionales en el Instituto Latinoamericano de Comunicación Educativa, en el departamento de Red Escolar. Un proyecto para enseñarle a los chavos a usar las nuevas tecnologías de la información y comunicación (TIC) y más adelante a un grupo de profesores para que usarab bien Word, PPT, Internet, programas de edición y todo el chanchuyo para hacer una mejor clase.

Entonces, siendo que se ha invertido en tecnología para que los chavos logren adaptarse a las TIC, ¿por qué chingados no lo hacen los administrativos? Un curso en el que aprendan a usar el fax, su correo electrónico para mandar cosas más allá de cadenas pendejas, y la computadora para que dejen de jugar solitario. En serio que les ahorrará muchísimo tiempo pasar al siglo XXI y dejar de depender de oficios para poder validar la presencia de alguien.

Y luego, esto me hace pensar que los políticos de mierda que tenemos que decidieron dar ese brinquito comprándose sus fabulosas iPads, seguramente no pasan de ser usadas como pisapapeles modernos, o cumplir la función que una computadora normal ya hacía. Sinceramente, y con el debido respeto, esas son mamadas. Pudiendo invertir en otras cosas como capacitar personal a usar bien la tecnología y abolir rudimentarios y obsoletos procesos burocráticos, se gastan la lana en babosadas... de milagro algunas escuelas tienen algo más moderno que una Commodore 64...

Esperar que se logren maravillas con los procesos burocráticos tan absurdos y obsoletos en combinación con la falta de uso óptimo de la tecnología no lograrán nada conforme el tiempo avance... pero bueno... se supone que hace casi 2 años puse mi granito de arena, ahora falta que haya quien quiera cambiar sin miedo a perder las apestosas costumbres que parecen poblar los confines de las oficinas de las escuelas e instituciones de nuestro querido país.

¡Ahora sáquense un Mexileaks y veamos qué pasó en el 2006!



jueves, 9 de diciembre de 2010

La música y el universo

Hay cosas que de repente parecen estar muy conectadas entre sí. ¿Coincidencias? ¿Sentido del humor divino? ¿Nuestro reproductor de música tiene vida propia?

Sinceramente espero que no sea la última, pues en cualquier momento mi iPod puede agarrar de la nada algo de Belinda y dejarme sordo en un instante (sin mencionar estúpido). Simplemente hay veces que caminar por la calle escuchando la música que lo mueve a uno más allá de lo que lo hacen las piernas puede terminar siendo el soundtrack de una situación muy particular.

Hoy me tocó cubrir un evento de secundarias por el metro Colegio Militar y cuando uno cree que todo marcha bien, siempre hay algo que conspira contra nuestra certeza y nos prueba lo equivocamos que estamos al estar recostados cómodamente en nuestra confianza de que nada se nos olvidó.

Ahí es donde todo comenzó irse para abajo una vez que ya estaba en el metro San Antonio. Mi morral no pesaba lo suficiente y ya me había dado cuenta que el agua había sido olvidada sobre el fregadero de la cocina... ni modo, ya compraré algo después. Pero ahí fue cuando me dí cuenta que mi cámara también estaba olvidada en algún rincón... ¿Qué hacía? No podía volver, eso consumiría muchísimo tiempo del cual carecía. Fue cuando le hablé a mi hermana para que me la trajera al metro y de ahí salir pitando, pero el tráfico estaba insufrible y mejor irse al metro Mixcoac. Justo en ese momento sonaba 'Last Hope' de Apocalyptica y me reí de la ironía.

La música siguió sonando y mi hermana se tardó un rato. Sin embargo, justo cuando arribó al metro de la serpiente comenzó a sonar 'Dawn of Victory' de Rhapsody. Corrí hacia el metro como si se me fuera a escapar, y nunca más lo volvería a ver. Corrí por los pasillos y bajé 40 metros bajo tierra sólo para esperar al condenado gusano naranja. Ahí fue cuando invoqué toda fuerza sobrenatural para que lo hiciera apurarse, y una vez que se acercó, 'A Game We Shouldn't Play' de Helloween sonaba en el fondo de mi desesperación.

Nunca sabremos qué es lo que sucede con el mundo, pero decidí hacer una promesa un poco inusual. Estar de pie y ceder mi lugar si era necesario en algún momento. Llegamos a Tacubaya y la gente salió como si alguien se hubiera echado un pedo frijolero en medio del vagón. Así que al ver que no había resistencia para poner mi trasero en un asiento, decidí darme el lujo de descansar las piernas, prometiendo que guardaría ese lugar para quien lo necesitara.

Pasó una estación y el metro había abierto sus puertas y se mantenía estático. "Quizás haya alguien que quiera sentarse." Muevo mi cabeza hacia mi derecha, sólo para encontrar a un pelón en buen estado, un individuo con sus dos piernas intactas y una señora chaparra con las bolsas del mercado cerca de la puerta. Así que decidí levantarme, le toqué el hombro y le ofrecí sentarse. Quizás el karma existe o un ser divino se regodea de lo que puede lograr, pero la limusina naranja emprendió su viaje una vez más. 'My Life For One More Day' de Helloween sonaba en mis audífonos.

El trayecto fue corto antes de llegar a Tacuba, mi destino final de la línea naranja, pero no el de mi camino. Faltaba transbordar y yo llevaba prisa a pesar de carecer de un tumba burros humano que me permitiera arrojar a la gente lenta fuera de mi camino con brutal indiferencia. Fue cuando 'By Any Means Necessary' resonaba en mis oídos mientras me acercaba cada vez más hacia la línea azul. Nada podía detener a un matudo encarrerado que llevaba ya 3 minutos de retraso.

Ya para terminar un desesperante viaje luchando en contra de Cronos para hacerme llegar lo antes posible, el metro no tardó en llegar y lo aborde como si fuera el último tren de la noche. Me acomodé donde pude y comencé a ver hacia la nada en espera de llegar a mi destino unas tres estaciones después. 'Discontinued' de Death Angel sonaba en los confines de mi celular cuando noté que habían burbujas en el vagón movidas a altas velocidades por el viento que se hacía presente por la ventana. Encantado de la vida, sólo podía ver esas esféricas bolas de jabón flotar en una especie de viaje surreal frente a algunos pasajeros indiferentes. A lo mejor yo alucinaba...

Y así fue como el soundtrack de un viaje algo accidentado llegó a su fin. Llegué diez minutos tarde, pero a tiempo para agarrar 90% del evento en cuestión y recolectar material para mi crónica, y me hubiera encantado que la cancioncita del Final Fantasy VII hubiera sonado una vez llegando a la secundaria... supongo eso será en otra ocasión...