Es curioso donde nos mueve lo que algunos llamarían 'destino.' Quizás sea cierto que muchas de nuestras acciones están conectadas a un propósito que no lograremos comprender en un segundo, sino a lo largo de toda una vida. Pero de todos modos este no va a ser un rollo pseudo filosófico del sentido de la vida, así que no me meteré más en esos terrenos.
La razón por la que empiezo un pequeño y corto debraye acerca del destino es por lo que ha estado ocurriendo hace poquito, es decir, desde el martes pasado. Intentaré hacerles el cuento lo más corto que pueda, pero la neta, la neta, la neta... tómenlo como promesa de un político (incumplida).
Y es que todo comienza una linda mañana de diciembre, donde la pequeña chamba que me refugia en sus laureles me había pedido ir a una secundaria por casa de la fregada (no de la chingada, esa está más lejos) a entrevistar a unos chamacos acerca del siguiente número de la revista. Para esto, trabajo en una revista de la SEP que se la da a los chavos con contenidos educativos y bla, bla, bla. Luego me quejo de ello.
Le preguntamos a nuestra jefaza (básicamente estamos colaborando con la SEP, no trabajamos EN ella) que si no necesitábamos algún permiso o algo así, para poder entrar a la escuela, que de repente se ponen sus moños (y eso es bueno, al menos ningún desconocido entra así por no más) y nos dijo que ya habían hablado y que todo debería correr como carro en pista de hielo. Perfecto, entrar, preguntar y salir.
Pero como ya sabrán, eso no ocurrió. Necesitábamos el oficio que NADIE nos dio y por el cual habíamos preguntado. Entonces es hablar por celular, que si esto, que si no nos dejaron pasar, que si el gato atropellado a media calle seguía vivo, y pues que hablaron y que aún así el oficio era necesario, bla bla bla... y aquí es donde me surge la pregunta: ¡¿Acaso no tienen un pinche FAX?! Ya de perdís un correo electrónico, o algo que supere las barreras tecnológicas de los ochenta, ¿no? Estamos a punto de pasar la primer década del nuevo milenio y aún necesitamos que nos traigan el oficio para poder hacer nuestra chamba... ¡Viva por la tecnología!
Ahora la historia toma un estrepitoso salto en el tiempo que nos lleva de vuelta al año 2009, en el cual, su greñuda servilleta hizo sus prácticas profesionales en el Instituto Latinoamericano de Comunicación Educativa, en el departamento de Red Escolar. Un proyecto para enseñarle a los chavos a usar las nuevas tecnologías de la información y comunicación (TIC) y más adelante a un grupo de profesores para que usarab bien Word, PPT, Internet, programas de edición y todo el chanchuyo para hacer una mejor clase.
Entonces, siendo que se ha invertido en tecnología para que los chavos logren adaptarse a las TIC, ¿por qué chingados no lo hacen los administrativos? Un curso en el que aprendan a usar el fax, su correo electrónico para mandar cosas más allá de cadenas pendejas, y la computadora para que dejen de jugar solitario. En serio que les ahorrará muchísimo tiempo pasar al siglo XXI y dejar de depender de oficios para poder validar la presencia de alguien.
Y luego, esto me hace pensar que los políticos de mierda que tenemos que decidieron dar ese brinquito comprándose sus fabulosas iPads, seguramente no pasan de ser usadas como pisapapeles modernos, o cumplir la función que una computadora normal ya hacía. Sinceramente, y con el debido respeto, esas son mamadas. Pudiendo invertir en otras cosas como capacitar personal a usar bien la tecnología y abolir rudimentarios y obsoletos procesos burocráticos, se gastan la lana en babosadas... de milagro algunas escuelas tienen algo más moderno que una Commodore 64...
Esperar que se logren maravillas con los procesos burocráticos tan absurdos y obsoletos en combinación con la falta de uso óptimo de la tecnología no lograrán nada conforme el tiempo avance... pero bueno... se supone que hace casi 2 años puse mi granito de arena, ahora falta que haya quien quiera cambiar sin miedo a perder las apestosas costumbres que parecen poblar los confines de las oficinas de las escuelas e instituciones de nuestro querido país.
¡Ahora sáquense un Mexileaks y veamos qué pasó en el 2006!
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