domingo, 23 de enero de 2011

Le tememos, lo odiamos... pero en la tele lo respetamos

Todo este post parte de varias cosas que han pasado durante el fin de semana, quizás una mezcolanza entre anécdotas, feisbuk y experiencias personales. Pero al final lo que desencadenó todo fue esta pequeña columna que entre graciosa y amena oculta algunas terribles verdades de la delincuencia.

Para hacerles corto el cuento largo, el artículo (que ni es tan largo) trata sobre la imagen. Mostrar a un narcotraficante con buena facha y tratarlo con respeto, ¿no va en contra de los valores sociales que se predican día a día? Denigrar a alguien que aún no se condena culpable o inocente hasta que Loret de Mierda lo lincha en televisión, mientras que a un reconocido semi homicida (Cabañas sigue vivo) lo trata con respeto, y sale en sus mejores fachas, ¿no les da coraje? ¡Un delincuente es la escoria de la sociedad! Si vas a tratar a uno como tal, mínimo tratar a todos igual, ¿no?

De todos modos esa no es la principal razón de este meollo, pero sólo un pequeño pensamiento de lo que leí, y al haber estudiado comunicación, me da tanto coraje. Sin embargo, eso sólo le da pie al coraje que traigo dentro, y no se trata de Kalimba y el JJ, esto es del micro cosmos que cada uno tiene en su realidad personal.

Ayer, justo cuando estacioné el carro, me bajé y vi a otro con un cristalazo medio mamila del lado del piloto y con todos los cables arrancados del estéreo. Qué coraje ver que haya quien te haga eso por un triste aparato de sonido, pues no es sólo éste, también el méndigo cristal... Y una vez más, a plena luz del día y nada sabe nada, y otro delito sale impune.

Hoy me habló un amigo que me pedía que lo 'rescatara'. Yo pensaba que de algún momento incómodo o alguna reunión de la que quería salir con el mejor de los pretextos (y es que me tengo que ir con el greñudo de mi amigo, es uno de los mejores) y quedar bien. Pero no... lo acababan de asaltar y se quedó sin un quinto. Esto en las calles de Coyoacán...

Y de repente, cuando abro el feisbuk descubro que a un chavo de la secu, ya hace varios años atrás, le quitaron el celular víctima de un asalto. Y este cuate no es alguien pequeño, al contrario, alto y fornido sucumbió ante la delincuencia...

Esto no sale a partir de mi coraje al haber sido asaltado el marzo del año pasado, pero veo que cada vez se hace más frecuente y parece ser no hay nada, ninguna fuerza organizada (¿la unión hace la fuerza?) para detener este tipo de actos. Sus razones sociológicas al igual que su contexto no son difíciles de explicar, se gana más asaltando, robándole a quienes luchan por el pan que se comen, que internarse en un mísero salario mínimo de 53 varos el día (8 horas).

Y si algo nos ha enseñado la política mexicana es que robando se vive bien, porque más allá del ladronzuelo de celulares que plaga las calles, hay un ladrón en cada 8 de 10 políticos que terminan jodiendo de manera más pasiva que con una pistola enfrente, aunque termina por joder a quienes luchan por el pan que se comen.

Pero cuando avalamos la imagen de un narco y lo tratamos con respeto, hasta los medios de comunicación apoyan la delincuencia. Telerisa tenías que ser, mano...

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