Ni pago por mantenerlos, ni crecerán y me abandonarán. Podré ser el padre irresponsable de estos pequeños hijos virtuales sin una mujer que me ande reclamando y podré jugar con ellos cuando quiera. Básicamente es como un Tamagotchi, pero sin ser tan mono ni tan tierno... ¡NI TAN DEMANDANTE!
Así creo este pequeño escuincle parido de las profundidades del blogger. Querido visitante, si tu naufragio virtual te hizo venir a parar en este espacio, te invito a que te rasques la panza, quizás leas un poco y eructes como si estuvieras en casa. Sin pedos, ni compromisos.
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Échense un pedo o eructo aquí.