Habrá que darle un poco de rienda suelta a la tatema y explayarme un poco, ya que para eso creé este pedazo de espacio virtual, y no para contemplar el horrendo fondo que espero lograr cambiar en algún punto... na más vea bien cómo está el pedo en esta madre...
Hoy en algún punto del día me sentí como si estuviera metido en algún cuento para chamacos; uno de esos donde las verduras secuestran por algún motivo a la piña y sus amigas frutas piensan rescatarlas. Durante una pequeña junta para la organización de una feria del libro en Álvaro Obregón, escuché que el color azul estaba prohibido en la delegación.
Y así, en un reino dentro de la urbe defeña, había un lugar donde el color azul estaba prohibido. Caput, adiós, aquí no te veremos. Y aunque me imaginé todo un reino sin color azul, esa pequeña frase no se refería a que todo aquel que ose traer vestimenta, un carro, una bicicleta o lo que sea en este color, será balaceado por los demás colores sin tregua ni piedad. Por más divertido que fuera una guerra de colores, este no era el por qué del asunto.
Política. Hasta la política abarca los pinches colores que uno usa. Y es que el cartel que usamos para hacer notar el programa de fomento a la lectura, tiene azul. Y eso no puede ser... ahora a cambiar por el momento los colores a rosa y amarillo por cuestiones políticas... no vaya a ser que un libro color azul o una ciudad al fondo de ese color represente libremente al panismo... Pffffffffffffffffffft.
Hasta cierto punto lo entiendo... y me parece absurdo. Es una extraña paranoia de que el color azul atraerá a fieles bolillences a reclamar lo que es suyo mientras entes hechos a 'la simpson' buscan respaldar sus ideologías diciendo lo que ellos han hecho bajo un reinado libre del color azul.
Menos mal que los pitufos no viven en esta ciudad... quizás esos satánicos entes pequeños terminarían asociados con un partido político, cuando en realidad son del Ku Klux Klan...
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