miércoles, 13 de octubre de 2010

De esas cosas que calan

"The honeymoon's over and the love gone sour
Her nagging has got you down...
But you picked the wrong way to deal with it
You chose to slap her around!
When you exchanged your wedding vows
Nobody said: "You may now fist the bride"
Sealed with a Fist de Exodus

Violencia... parece pan de todos los días. Vemos el periódico sólo para encontrar descabezados, mutilados o individuos que fueron individuos alguna vez antes de haber sido pozole en algún tambo metálico. Quizás esto alienaría a ciertas personas de volver a echarse un pozole en su lugar de preferencia, con el miedo de estar encubriendo algún asesinato pasional con sus entrañas mientras la ñora les sirve más de esa carnita.

La verdad no es difícil pensar en que alguna mujer maltratada haya tenido la revelación de rebelarse ante el opresor y convertirlo en carnitas de la noche a la mañana. Todo apunta a convertirse en una especie de Sweeney Todd a la pozolera, pero ese no es el caso de esta entrada... digo, aún desconozco qué tienen ciertos pozoles, pero mientras no me encuentre un ojo observándome desde mi cuchara, dudo dejar de consumirlo.

A donde quiero llegar no es que como hombres le temamos a nuestra pareja y de su capacidad asesina (a mí me consta que con quien estoy ahorita me puede asesinar en cualquier momento, pero no por las mismas razones que explicaré), sino de la violencia que sufre la mujer de parte del género masculino y por supuesto, de ellas mismas.

Todo esto sale a partir de que normalmente de quien llegan más quejas a mis oídos de lo mal que estamos es de algunas chavas en general. Ya sea por miradas lascivas, o por un agarre de una pompa, de comentarios machistas o simplemente violencia física (sólo me he topado con un caso así, y lamentablemente no pude hacer nada). Rara vez escucho a un hombre quejarse de que la mujer voluminosa del metro le agarró una nalga, o que simplemente un grupo de mujeres lo desvistieron con la mirada. Ya habrá quién, pero estos ojos y oídos no se han enterado del caso, y si los hay, estoy seguramente no es tan frecuente como muchas mujeres que lo sufren más de 4 veces a la semana (o más).

Es cierto que vivimos en una sociedad machista, muchas veces fomentando este tipo de conducta sin importar edad, religión (se supone somos católicos, ¿no?) o clase social. Basta con abrir algún periódico como 'El Metro' o 'El Gráfico' para encontrar sutiles piezas de pornografía a tan sólo 5 pesos. Ya no es necesario comprar una porno hecha y derecha para acceder a una dosis semanal de desnudos, sino con comprar el periódico... y vaya, ambas publicaciones vienen de periódicos "conservadores" como El Universal y El Reforma. Todo sea por vender... pero, ¿cuál es la imagen que dan?

Es sencillo: la mujer es un objeto. Todo ente femenino que muestre un poco de piel, seguramente me desea como la contraportada del 'Metro'. Si alguien muestra un escote, es posible que se esté buscando mi mirada, mi atención, y mis palabras más ligadoras. ¿Por qué no? Esa es la sociedad que se educa con 5 pesos al día para ese periódico.

Ni se diga el origen del exhibicionismo donde el público target debe ser la mujer. ¿Quién más anda soportando las miserias de algún viejo que las esconde detrás de los billetes de lotería? Un hombre posiblemente se las patearía hasta volverlo homosexual, mientras que una mujer no sabría qué hacer (el mejor caso es burlarse de dicha persona, para no causar el impacto deseado), mientras que un hombre dudo se queje de encontrar senos detrás del raspadito de la semana. Obviamente sabemos por qué, el hombre es un ser más visual que la mujer, pero eso no significa que debamos acosar mostrando lo de abajito a diestra y siniestra... alguien podría terminar tuerto.

Ya he tenido mi dosis de historias perversas y víctimas que han debido huir con la semilla de alguien más en su sueter (dicho sueter murió quemado, por si se fusionaba con el esperma dele nte y cobraba vida, dándole pie a una raza de súper suéteres), pero hay algo más que queda a colación además del constante acoso sexual masculino y posible violencia física hacia su mujer.

Mujeres contra mujeres. Platicando un poco con mi mamá acerca de esto, cuando le mencioné que gracias a nuestra conducta, ahora hay división de género en el transporte público, ella me comentó que tampoco es tan bueno, pues al parecer la agresión femenina ante otras puede llegar a ser incluso mayor que de un hombre desconocido a la mujer.

Miradas agresivas, se debe hacer lo que se pueda para sobrevivir en esta jungla de concreto, donde el abusado se vuelve el abusador. Donde alguien golpeado, al no poder someter a su victimario, somete a alguien más. Así es como la violencia se ha gestado en nuestra sociedad bajo falsos tintes de respeto...

Supongo sólo existe una manera de acabar con esto: educándonos. Pero a este paso, dudo que sea pronto... lo que sí sé, es que es mejor invertir en cultura que en una guerra contra el narco, pero yo no soy el presidente de esta jodida (porque tenemos todo para ser de primer mundo) nación.

Ya terminé de despotricar.

2 comentarios:

  1. JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA... ok, primero: yo no quiero matarte, no tengo motivos...aún. Segundo: deja de robarte mis investigaciones!!!!
    tercero: el exhibicionista de los billetes eras TÚ! jajajajajajajajaja. La verdad, entre más me adentro en la investigación, más miedo me da el ser humano!

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  2. ¡Qué te puedo decir? Inspiras muchas cosas en mi vida ;) Incluyendo este leve escrito por lo que estás investigando :)

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