"So understand, don't waste your time
Always searching for those wasted years,
Face up, make your stand,
and realize you're living in the golden years..."
Wasted Years de Iron Maiden
Y no hablo de cómo caperucita logró merendarse al lobo ni cómo Blanca Nieves quedó decepcionada de su príncipe encantador. No... simplemente el tiempo pasa, y aquellas personas con las que conviviste dejan de ser indispensables en tu vida, pero que apenas llega el momento del reencuentro, esos 15 años se reducen a como si apenas hubieran pasado unos cuántos meses.
Nunca había vivido una reunión semejante a la que se vivió hoy en casa de nuestro querido y olvidadizo anfitrión: Jorge Ito (¿lo escribí bien? seguro si no lo hice, no le va a importar :p) quién prestó su queridísimo cantón para reunir a la banda de los primeros años de primaria y conbeber recordando esos años mozos donde todos teníamos un peinado espantoso y quizás revelábamos gustos culpables de haber pensado alguna vez en las 'flans'. Peinados abombados que no tienen que ver con la actualidad, pero que en su momento, quizás el niño no tenía opción de portar... al final, es primaria... ¿qué más da?
Pero algo es falso... lo que pasó en primaria no se queda en primaria... no cuando todos tienen la mala costumbre de tener memoria, bueno... menos Jorge que tiene una especie de edición mal hecha en su cabeza donde todos salen con cara de protección a testigos, o en el peor de los casos, una máscara de nuestro más reciente presidente. Ya para que me preguntara quién era ese que estaba entre Alejandra (que faltaste, condenada) y Rodrigo (ni idea cómo localizarte, carnal), cuando en realidad era yo. Pero eso no importa.
Hoy, (¿o ayer?) se vivió por primera vez en una década y media (para algunos) el reencuentro de las caras de primaria una vez que ya todos tenemos veinte y cacho. Risas y recuerdos inundaron un ambiente, donde había quien se acordaba y quien de plano ni las luces del trailer logró ver. ¿Acaso importa? La vida está llena de anécdotas que nunca logramos presenciar, pero que disfrutamos ver cómo alguien las narra. Lo que parece un simple zapato ortopédico, termina siendo un arma letal de gángster, mientras lo que un mohawk primariano termina siendo muy avanzado para su época.
Un momento lubricado más por cerveza y otras bebidas lubricantes de la memoria, que de refresco cuando éramos pequeños. Trajeron recuerdos, risas y burlas tan gozosas que dudo se repitan otra vez de la manera en que sucedió en la noche.
Al principio, he de confesar, tenía meyo de cómo sería todo... digo, prácticamente nos conocemos, ¡pero somos completos desconocidos! El momento en que Jorge abrió la puerta, valieron esos años de ausencia, pues fue una sonrisa auténtica de parte de los involucrados y un abrazo sincero de una amistad, que aunque sea pasajera o de momento, se sintió cálida y sincera.
Es un pedazo de historia donde hizo falta gente, y fue sorprendente que viniera quién no pensaba que lo hiciera. Selim, ente de años que se quedó el machete de mi madre, por fin le puso un término al misterio de lo que le había pasado. Mi mamá, que insistía y se reía de qué sería de su machete, ahora sabrá la verdad: Nunca salió de México y termino como una especie de 'boxer' al perder... bueno, todo su filo. Al menos Selim le dio buen uso y lo cuidó lo más que pudo, pero después de descabezar cabezas (ni modo que descabezar brazos, ¿verdad?), no queda más que hacer que dar al machete por jubilado.
Es cierto que se puede repetir... pero primeras veces sólo existe una y lamento que haya quien se quedó fuera... me hubiera encantado convivir con todos, pero quizás, por causa de fuerza mayor no se pudo.
Así que... felicidades Ascot... quince años parece que nunca pasaron. Habremos cambiado, pero en el fondo, parece que sólo pasaron meses y no años.
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